Fotografía

lunes, 24 de enero de 2011

The Ninth Floor





"Ninth Floor", es un proyecto documental de tres años de la fotógrafa neoyorquina Jessica Dimmock.
En convivencia con drogadictos en la ciudad de Nueva York, el proyecto genera sensaciones inesperadas en los espectadores. Los contrastes, el color y el manejo de la luz de las imágenes nos introducen en el mundo de la adicción. Al ver las fotos se genera un sentimiento de empatía, donde podemos ver las emociones encontradas de los retratados. Incluso nos convertimos en observadores y cómplices de los adictos, donde entendemos su adicción y el sentir de su contexto. La profundidad de campo y desenfoques no introducen al mundo de sentimientos de estas personas que tratan de luchar por algo que es más fuerte que ellos. La fotografías nos hacen ser parte de su visión de como viven en un mundo que no los lleva a ningún lado.

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Foto que?



Tomar fotos es algo que se ha convertido en parte de nuestra cotidianidad, algo que es común en incluso puede llegar a ser ordinario. El poder expresar historias por medio de un imagen es un privilegio que como seres humanos debemos aprovechar y por eso debemos de brindar algo de calidad para quienes las observan.
La fotografía es el arte de transmitir una historia a través de una imagen; es un arte que debe ser considerado como tal y no como una forma simple de ver nuestro día a día.
El poder e impacto de cada fotografía debe de ir cargado de una responsabilidad, ya que al ser tomada una foto estamos dispuestos a compartirla con la sociedad por lo tanto creamos una reacción y un sentimiento en la gente.
Es por eso que las imágenes van cargadas de intenciones y provocaciones que se quieren provocar al resto y de ahí nuestra responsabilidad como productor de imágenes, porque debemos de pensar en la forma en que podemos afectar al resto.

Más alla de la foto



"Si pudiéramos transmitir imágenes existirían los imaginadores, del mismo modo que hay oradores. Al igual que con el verbo, habría un lenguaje visual coloquial y otro para ser impreso. Igual que con las palabras, el ser capaz de producir una imagen no tendría ningún valor intrínseco.

A veces pienso que estamos en un momento en el que la imagen, los millones de imágenes que se producen en cada momento y lugar, no valen más que las palabras que cada día pronunciamos y que afortunadamente se las lleva el viento. Pienso, una vez más, que lo único que empieza a valer algo es poder construir algo con toda esa materia prima visual. Quizás falten 60 millones de años, pero llegará un momento en el que evolucionaremos, nos convertiremos homo imago-sapiens y seremos capaces de prescindir de esos aparatos que tanto nos gustan y que sin embargo tanto condicionan nuestro mundo visual"



via Spottorno